Hoy se cumple una
semana desde que me dejaste y cómo puedes imaginar mi vida ya no es la misma, me
encuentro perdido sin ti. Las horas no pasan y los días se me hacen
interminables. Nuestras hijas no me dejan ni a sol ni a sombra y tengo que
mandarlas a su casa para poder quedarme solo con mi dolor.
Has de saber que
me manejo bastante bien, incluso he cancelado ya tus tarjetas y un par de
cosillas que teníamos por ahí pendientes. Esta semana que comienza empezare con
los cambios de nombre de los teléfonos y los suministros.
Tu perrita se la
ha quedado Rebeka por que no se amoldaba a estar en casa de nuevo. Lía está algo
rara, te busca, gimotea y acude a mi lado a darme lametazos. Creo que te echa
en falta tanto como yo. Pero claro todo eso tú ya lo sabes, porque en estos
instantes nos observas a todos en compañía de tus padres, tu hermana, mi padre
y todos los que nos han precedido y gozáis de la gloria en compañía de nuestro
Señor Jesucristo.
Te rogaría que
intercedieras ante Dios por nosotros, sobre todo por nuestras hijas; ya sabes
que desde que caíste enferma están un poco disgustadas con Él, para que les
muestre que Él es la resurrección y la vida y que quien
cree en Él aunque muera, vivirá.
Apocalipsis
. 3 Y oí una gran voz del cielo, que
decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos,
ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará
Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más
llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.»
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